
El
hecho de que algunos de los Salmos contengan maldiciones puede suponer para
mucha gente un problema, porque normalmente no se espera un contenido de este
calibre en una oración. Por lo tanto, es necesario que entendamos el lugar y el
propósito de este tipo de Salmos, llamados Salmos imprecatorios(1)
Tal vez uno acierta más cuando habla de imprecaciones en los Salmos más que de Salmos imprecatorios, porque el contenido en cuestión no suele ser lo único de lo que trata un Salmo que comúnmente aparece en esta categoría. Hay aproximadamente 18 Salmos con contenidos imprecatorios. De los 368 versículos de estos 18 Salmos, solamente 65 versículos encajan en esta categoría.
Encontramos ejemplos en los siguientes Salmos: 5:10; 10:15; 28:4; 31:17, 18; 40:14,15; 139: 19-22 y 140:9,10. Los cuatro Salmos que se expresan de forma más detallada e intensa en el sentido imprecatorio son los Salmos 35, 69 ,109 y 137.
Estos Salmos piden la acción y la intervención de Dios contra sus enemigos. Los más conocidos son los de David, pero el mismo «género» de afirmaciones se encuentra también en Jeremías (15:15; 17:18; 18:21-23 y 20:12) y Nehemías (Nehemías 6:14; 13:29). Tenemos también oraciones parecidas en el NT (Gálatas 5:12; 2 Timoteo 4:14; Apocalipsis 6:10).
Algunos Salmos examinados
En el contexto de este artículo no es posible hacer un análisis exhaustivo de todos los Salmos imprecatorios y de los versículos de los Salmos que caigan en esta categoría. Solamente quiero mencionar las referencias más conocidas y usadas para hacernos una idea de su contenido y su contexto:
Salmo 5:10
Es una Salmo de David, a raíz de un enfrentamiento con sus enemigos. Ellos se caracterizan por sus mentiras, engaños y por su violencia (v. 6). Pero la razón que David da para que Dios intervenga, lo encontramos en el versículo 10: “…Porque se rebelaron contra ti.”
Salmo 10:15
También es un Salmo de David. Esto queda claro por su naturaleza acróstica (los versículos siguen la secuencia del abc hebreo. David pide por la intervención de Dios por la injusticia de los malos contra los desfavorecidos (“pobres”, v.12; “desvalido”, v. 14; “huérfano”, v.14. De nuevo, no se trata de un asunto personal.
Salmo 28:4
De nuevo, el contexto deja claro que la razón por la cual David pide por la intervención divina tiene que ver con pecados públicos: se trata de personas que tienen maldad en su corazón, aunque hablan de paz (v.3) y desprecian a Dios (v.5)
Salmo 31:17, 18
Otro Salmo de David que se dirige contra los soberbios (v.6.18). Es cierto que David los llama sus “enemigos” y “perseguidores” en el v. 15. Pero también es cierto que David es mucho más suave en este Salmo al pedir solamente que ellos se tengan que callar.
Salmo 40:14,15
Este Salmo es claramente mesiánico como indican los versículos 6 y siguientes. Por lo tanto, podemos entenderlo como una oración profética y mesiánica. Pero llama la atención que la petición de nuevo es muy suave. De hecho, esta oración mesiánica fue cumplida en varias ocasiones cuando los enemigos de nuestro Señor quedaban avergonzados y confundidos, exactamente como el Salmo lo pide.
Salmo140:9,10
Es un Salmo de David donde él pide liberación de las personas malas y violentas y protección divina. De nuevo nos damos cuenta que David es muy cuidadoso a la hora de pedir la intervención divina. En los versículos citados realmente pide que sus propias palabras y maldades se vuelvan contra ellos.
Ahora vamos a mirar brevemente algunos de los Salmos que en su mayor parte se dedican a pedir la intervención de Dios
Salmo 35
Como parte imprecatoria se pueden considerar los versículos 1-8 y 17-26. David pide ayuda al Señor en esta situación difícil de su vida. No quiere confiar en su propio poder sino en el poder de Dios. Después de la intervención de Dios, David promete alegrarse en el Señor y su salvación (v. 9) y no en la derrota de sus enemigos. De hecho, ni siquiera quiere enterarse de su derrota (8). De nuevo, llama la atención que David no pide al Señor venganza personal o la muerte de sus enemigos de forma explícita. El v.3 hay que entenderlo en este contexto como una expresión metafórica.
Salmo 69
Los versículos 8, 9 y 21indican claramente que se trata de un Salmo mesiánico. De hecho, los versículos 24-28 se cumplieron literalmente en la destrucción de Jerusalén en los años 70 y 135. Al ser una parte claramente profética, va más allá de las experiencias que David pudo haber vivido, aunque indudablemente y en primer lugar tienen una primera aplicación a su vida. Pero David era profeta y tipo del Mesías y queda establecido claramente que llegó el momento cuando sus enemigos tenían que rendirse delante de él.
Salmo 109
Como queda claro del libro de los Hechos 1:20, las partes imprecatorias tienen su aplicación en la persona de Judas. De nuevo hacemos bien en entender el Salmo en primer lugar como una profecía que se cumplió literalmente en la persona de Judas.
Salmo 137
Por su contexto histórico no se trata de un Salmo de David, sino de un Salmo que fue escrito después del exilio como queda claro del v. 1 donde se habla del exilio en Babilonia como algo que ya pasó. Los versículos en cuestión son sin lugar a dudas unos de los más duros de toda la Biblia, al tener como protagonistas niños que a nuestra manera de entender las cosas son inocentes. De hecho, se pronuncia una bendición sobre aquellos que matan a los niños de Babilonia por la destrucción de Jerusalén y el templo.
Esa parte de Salmo cae en la misma categoría de los pasajes del AT que hablan del exterminio de los amalecitas o edomitas, incluyendo mujeres y niños. Se trata del derecho divino de vengar a su pueblo que a sufrido oprobio por parte de los enemigos. Ya no se trata de una individual, sino de la blasfemia de los babilonios y sus burlas contra el Dios de Israel. Es un juicio y en sus juicios, el justo y el injusto muchas veces perecerán juntos (un ejemplo tenemos en la muerte del justo Jonatan juntamente con su padre injusto). Aunque esos niños puedan perder sus vidas físicas por el juicio divino, es Dios quien decide lo que va a pasar con sus almas. En el último instante es lo que va a pasar en el día cuando Jesucristo regrese en el día del juicio final.
Algunas observaciones a modo de resumen
Después de hacer este breve análisis hacemos algunas observaciones importantes que se aplican a todos los Salmos imprecatorios o versículos individuales en este sentido:
- Los autores de estos Salmos no quieren tomarse la justicia por su mano, sino que dejan la venganza y la justicia enteramente a Dios. David era un hombre que en muchas ocasiones perdonó la vida a Saúl. El Salmo 109: 2-5 deja claro que clamar por la justicia de Dios no viene motivado por deseos de venganza personal. Los personajes del AT nos presentan en claro contraste lo que había y lo que debería haber habido. Al ver que la realidad que les rodeaba distaba mucho de la situación que Dios quería, su fe fue probada de una forma muy profunda. Los santos del AT desean, por lo tanto, la intervención de Dios. Los impíos merecen la ira de Dios. Esa forma de ver la realidad no es tan diferente de nuestro deseo de que Jesucristo vuelva pronto, porque implica sin lugar a dudas su juicio sobre los impíos.
- El móvil detrás de las palabras de estos Salmos es la pasión moral de los hombres santos (Salmo 139:21-22), su odio al pecado. Los impíos no solamente son los que se oponen a la voluntad de Dios, sino que en de cierta manera, encarnan lo malo. Tanto la literatura narrativa como los Salmos describen algunos de estos personajes siniestros: son personas depravadas cuya vida está dominada por la falsedad, la traición, el egoísmo, el odio, la crueldad, el orgullo y la arrogancia (como vemos en los casos de Doëg, Cus, Ahitofel, y otros).
¿No podría David haber intercedido por sus enemigos en vez de maldecirles? Como escritor inspirado de las Escrituras, David obviamente no escribe desde el punto de vista de una persona privada. Como ungido de Dios, él representa a Dios en los aspectos que se refieren a las prerrogativas de la autoridad estatal: alabar a los justos y castigar a los impíos (Romanos 13). Si los impíos son la encarnación del pecado, entonces tenían que ser erradicados de la sociedad. Para el israelita, el pecador era simplemente una persona que ha escogido el mal porque se deleita en él. Por lo tanto, no había terreno común entre ellos y aquel que quería hacer la voluntad de Dios.
Los autores de estos Salmos querían con fervor mantener limpio el buen nombre de Dios. Su actitud hacia el pecado es exactamente la actitud que Dios tiene, y también en cuanto al castigo que le espera al pecador impenitente. Nunca hay que olvidar que David era un profeta y que los Salmos son inspirados por Dios. No hay nada en los Salmos imprecatorios que esté en contradicción con la evaluación de la rebelión contra Dios que aparece en otros lugares de la Escritura. Por lo tanto, no se trata simplemente de afirmaciones privadas, sino constataciones de algo que Dios ciertamente va a hacer. Cualquiera que quiera seguir la Ley de Dios y obedecerle, automáticamente se verá enfrente de aquellos que quieren hacer lo contrario.
- Estos Salmos tienen un elemento escatológico: el Reino de Dios no puede venir hasta que Dios venza a sus enemigos. Cuando pedimos a Dios que “venga” su Reino, estamos pidiéndole también que juzgue a los impíos, porque esto forma parte de la escatología divina.
- Algunas expresiones no deben ser entendidas literalmente, sino como expresión poética (p.ej.: Salmo 68:21-23 y 58:10).
La pregunta que queda y que necesita una respuesta clara es:
¿se puede orar estos Salmos o leerlos en un culto público?
La primera reflexión, como siempre en estos casos, nos lleva irremediablemente a 2 Timoteo 3:16. “Toda la Escritura es inspirada por Dios …” No cabe duda que desde la perspectiva del apóstol Pablo esto incluya a todo el AT y por supuesto también a los Salmos imprecatorios. Si ellos son palabra inspirada por Dios, entonces haríamos mal, en aplicar un filtro que excluya estos Salmos de la lectura personal y pública.
De hecho, a mi me parece que estos Salmos siguen teniendo una función muy importante. Como lo hicimos ya en entregas anteriores sobre este tema, tenemos que hacer una diferencia entre lo que es la venganza personal y la venganza divina. Al examinar este género de Salmos nos dimos cuenta que su tema recurrente es la petición por la intervención de Dios, en contra de los enemigos de Dios. No se trata en ningún caso de deseos de venganza personal de David u otros.
Y esto nos da precisamente dos razones para tener en cuenta la importancia y relevancia de estos Salmos. La primera razón es una razón histórica. Tenemos que conocer y estudiar las situaciones en las cuales los Salmos imprecatorios se aplicaron en el pasado. Antes, y de forma muy breve, indicamos algunas de estas situaciones. Por lo tanto, la Iglesia tiene que saber en que circunstancias se aplicaron y se oraron estos Salmos en la historia del pueblo de Israel. De un estudio así podemos sacar muchas conclusiones útiles y de gran importancia para nuestras iglesias. Entre otras cosas nos daremos cuenta que los autores de estos Salmos tenían un celo vivo para reestablecer y proclamar el honor de Dios.
En segundo lugar es lo que yo llamaría una razón práctica. Podemos considerar estos Salmos simplemente como un relicto del pasado que sin relevancia para nosotros hoy en día, casi como si de objetos de museo se tratara que bien valen para un estudio de tiempos remotos, pero que no sirven para la vida actual. Personalmente rechazo esta aproximación radicalmente.
Históricamente, los cristianos desde los primeros momentos han considerado a los Salmos como tesoro musical de la Iglesia. Si hay un libro del AT que tiene relevancia para el NT son precisamente los Salmos. Eran el himnario de la iglesia primitiva y también de las iglesias que surgieron de la Reforma del siglo XVI. Y no hay ninguna razón para dejar a estos Salmos fuera de consideración.
La esencia de los Salmos es la invocación de Dios Todopoderoso contra los ataques de los enemigos de Dios. Y estos ataques no han cesado hasta el día de hoy. Bien es cierto que el creyente individual ante las persecuciones hace bien en optar por la vía pacifista y no violenta como Jesucristo lo expone en el sermón del monte. Otra cosa muy distinta es la defensa de la Iglesia a nivel colectivo. Y las armas que el Señor ha dado a su iglesia es la oración por la intervención de Dios.
Vemos este principio en la actitud de los creyentes que ya están en la presencia de Dios. En Apocalipsis 6:10 leemos: “Y clamaban a gran voz, diciendo: “¿Hasta cuando Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra.”? Parecen palabras tomadas de un Salmo del AT.
La persecución de la Iglesia no ha cesado. Cada vez más cristianos en todo el mundo se ven enfrentados a una violencia contra ellos y contra el evangelio sin precedencia. ¿De verdad, sería una equivocación que la Iglesia en todo el mundo clamase al unísono con las palabras inspirados de los Salmos imprecatorios y de los versículos correspondientes den Nuevo Testamento a favor de una intervención por parte de Señor para hacer justicia a su Iglesia y revindicar el honor de su propio nombre?
¿Estaríamos equivocados al invocar el santo nombre de nuestro Dios en contra de los arrogantes y militantes fundamentalistas del ateismo y del secularismo en nuestras sociedades actuales? Proclamarles el evangelio para rescatar a algunos en ningún caso esta reñido con el uso de la mayor arma que tenemos: la intervención de nuestro Dios.
¿Estaríamos equivocados al intervenir a favor de los miles y miles de niños inocentes que son sacrificados año tras año por con dinero público? – ¿también de los creyentes a través de sus impuestos y contribuciones para la sanidad pública – apoyados por una legislación criminal que convierte el mandamiento de proteger la vida de los más débiles en la posibilidad de matarlos cuando les parece convenientes a los abortistas? ¿Y estaríamos equivocados a pronunciar oraciones inspiradas por la Palabra de Dios en contra de aquellos que con su política hacen posible este holocausto sin precedentes?
Es mi firme convicción que no estamos equivocados si usamos lo que Dios ha puesto en nuestras manos.
¿O acaso Dios ha dejado de intervenir el los designios de la humanidad? ¿Nos hemos convertidos al final en deístas evangélicos que en el fondo de su corazón ya no creen que Dios es capaz de intervenir a favor de su Iglesia o que le da igual?
El pueblo de Dios es la niña de sus ojos y nadie la toca sin exponerse al peligro que Dios le quite de en medio. Los Salmos imprecatorios nos recuerdan que no hay lugar para el derrotismo cristiano. “Firmes y adelante, huestes de la fe”, dice un himno cada vez menos cantado. Posiblemente por olvidarnos de estos himnos, por hacer una lectura parcial y subjetiva del Antiguo Testamento y por querer cubrir todo con el manto del amor que siempre busca el camino de menor resistencia nos encontramos en la situación donde estamos.
Los Salmos imprecatorios me recuerdan que otro camino es posible. El momento y la manera de su intervención, lo decide Dios. Pero que le ha dejado un arma poderosa en las manos de su pueblo de todos los tiempos con estos Salmos, de esto no tengo ninguna duda. Y quiero dejarlo muy claro: pedimos por la intervención divina y no por venganza personal. La manera como Dios interviene es asunto suyo y no el nuestro. Pero es completamente lícito la oración: “¿Hasta cuándo, Señor, ¿hasta cuándo?”
Y con esta reflexión hemos llegado al final de este estudio sobre la violencia en el AT. Espero que tal vez alguna cosa haya podido mencionar y exponer que nos ayude a no olvidar lo que forma parte de la Palabra de Dios, aunque hoy en día no goce de mucha popularidad. Es mi oración que esta serie no sirva simplemente a pasar unos ratos de lectura, sino que ayude a una profunda reflexión sobre quien es nuestro Dios y como nuestro Dios actúa.
(1) Un artículo clásico acerca de este tema es el de Martin Chalmers en Princeton Theological Review, vol. I, 1903, pp. 537-553.
Buen discernimiento sobre este tema en los salmos, claro veraz, Dios siga bendiciendo tu ministerio…